Museo de la Civilización Rural de Fabriano

La experiencia

¿Alguna vez se ha preguntado cómo vivían sus abuelos/tatarabuelos en el campo de Le Marche el siglo pasado? ¿Qué herramientas utilizaban para trabajar? ¿Cómo les ha ido el día? ¿Qué habrán sentido?

Retrocedamos juntos en el tiempo para descubrir las tradiciones agrícolas. El matrimonio Marcaccini ha reconstruido las estancias de las granjas de nuestros antepasados para recordar a las nuevas generaciones cómo era la vida de antes.

En Fabriano, dentro de la región, una antigua granja de 300 metros cuadrados alberga ahora un original Museo de la Civilización Rural: custodia un patrimonio de más de 2.500 artefactos, herramientas, equipos de trabajo y mobiliario que cuentan la historia de la vida de los hombres y mujeres que trabajaban y vivían en el campo a finales del siglo XIX y principios del XX.

Es interesante ver cómo el museo nació del deseo generador de una pareja que, teniendo en el corazón la protección y el conocimiento de ciertas tradiciones, recogió diversos materiales de los terrenos circundantes haciendo posible la creación de un verdadero museo, con el objetivo de recordar las herramientas que los agricultores (casi con toda seguridad uno de sus parientes) utilizaban para trabajo y, sobre todo, con la intención de no olvidar sus labores, recorriendo su vida cotidiana.

El recorrido transcurre por diferentes estancias: cocina, comedor, dormitorio, sala de tejido, exposición de oficios antiguos, bodega e incluso un granero con una colección de antiguos carruajes y maquinaria agrícola.

Puede que algunos de estos objetos nos parezcan extraños hoy en día, pero a menudo eran todo lo que tenían las familias: es importante conocerlos y pararse a reflexionar un momento.

Al final de la visita, tendremos el placer de detenernos con Elide, la cofundadora del museo, de más de noventa años, o podremos escuchar las anécdotas de sus hijas, que hoy continúan con pasión la labor iniciada por sus padres.

No cabe duda de que el ritmo de vida de alguno de tus antepasados fue similar al que el Museo quiere recordar: Venga a visitarnos y déjese sorprender, conociendo de primera mano la vida en el campo, palpando cómo vivían y trabajaban muchas familias en determinadas zonas del interior de Le Marche a principios de siglo, una época en la que muchos tomaban la valiente decisión de marcharse, en busca de nuevas oportunidades, también porque ese tipo de vida no siempre permitía sobrevivir.

Al final de la visita, además de un coloquio con la familia creadora del museo, habrá un taller de fabricación de sombreros de paja. Un tocado tradicional que caracteriza una costumbre muy antigua (la tradición se pierde en las tardes de invierno, cuando las mujeres de Montappone, un pueblo muy trabajador de la provincia de Fermo, un poco más al sur, tejían delante de la chimenea los tallos de trigo cosechados en verano en largas trenzas, que luego se cosían para formar sencillos pero eficaces sombreros de paja, especialmente para el trabajo en el campo.

En la actualidad, Montappone es uno de los centros de producción de sombreros más reputados del mundo (se fabrican miles al año, de todos los materiales y formas).

Declarada Ciudad Creativa por la Unesco e interesante destino turístico, gracias a la tradición centenaria de la producción de papel. La propia Fabriano merece una breve visita y nos permitiría terminar el día con una excelente comida en una osteria local o, para los más entusiastas, con un taller didáctico para fabricar, y llevarse a casa, nuestra propia hoja de papel con filigrana, siguiendo la antigua técnica de producción transmitida por los Maestros Papeleros de Fabriano.